Emma Kirkby se siente afortunada de muchas formas: al haber conocido la polifonía vocal renacentista cuando todavía estaba en la escuela, así como al haber estudiado a los clásicos y cantado junto a la Schola Cantorum en Oxford. Y, lo mejor de todo, el haber hallado allí instrumentos "históricos" conocidos por los compositores renacentistas y barrocos: el laúd, el clavicémbalo, el pianoforte, los instrumentos de viento y cuerda, cuyo sonido y escala humana extrajeron de ella una respuesta instintiva. Comenzó como maestra de escuela y cantante aficionada, y pronto fue invitada a actuar profesionalmente con grupos pioneros; y siguieron largas asociaciones en Gran Bretaña y en el extranjero con conjuntos, intérpretes individuales y compañías discográficas, de modo que ahora la voz y el estilo de Kirkby son reconocidos en todo el mundo. Recibió la distinción de la corona Británica de Dama del Imperio Británico (DBE) en 2007 y en 2011 la Medalla de la Reina en Música. Sorprendida por todo esto, está, no obstante, agradecida por el reconocimiento que implica, por una forma de hacer música que valora el conjunto, la claridad y la serenidad por encima del volumen y la exhibición; sobre todo, está encantada de ver a una nueva generación de artistas que aportan sus habilidades y entusiasmo al esfuerzo, de modo que su campo elegido por ella ahora está poblado de jóvenes virtuosos, felices de interpretar música tanto como solistas como en conjunto.