Viola Fest

La música romántica no se reconoce solo por su carácter introspectivo y sentimental, sino también por su timbre y su capacidad de transmitir emociones profundas. La viola, con su calidez y sonido oscuro, se convierte en este recital en el hilo conductor, capaz de abarcar repertorios tan versátiles y expresivamente coloridos.

Este programa propone un recorrido histórico y estilístico que va del Romanticismo alemán hasta el siglo XX tardío, uniendo obras transcritas y originales en un objetivo común: la música como voz interior. Las adaptaciones de Schumann y Brahms amplían el repertorio de la viola y revelan nuevas sonoridades sin perder la esencia romántica, mientras que la obra original de Shostakovich para viola se erige como el punto culminante del recital, ofreciendo un testamento musical de gran intensidad y lirismo.

Robert Schumann — Tres Romanzas, Op. 94 (transcripción para viola y piano)

Originalmente compuestas en 1849 para oboe y piano, estas tres breves piezas, como sugiere el título “romanzas”, reflejan la sensibilidad romántica del autor. Su transcripción para viola no aleja el espíritu de la obra; más bien amplifica el lirismo de la melodía y la nostalgia que encarnan a la perfección a Schumann. Cada una de ellas describe un estado de ánimo cercano a lo íntimo: ternura, melancolía y recogimiento.

Musicalmente estas piezas se caracterizan por líneas melódicas expresivas y cantables por la viola, con una armonía es rica y modulante estilísticamente típica. El ritmo se mueve con libertad, utilizando rubato y pequeños adornos para acentuar la expresión. La transcripción para viola hace destacar especialmente el registro medio y grave, aportando calidez y profundidad al canto melódico.

Johannes Brahms — Sonata para violonchelo y piano n.º 1 en mi menor, Op. 38 (transcripción para viola y piano)

La Sonata para violonchelo y piano n.º 1 en mi menor, Op. 38 fue compuesta entre 1862 y 1865. Es la primera gran obra de cámara con la que Brahms se presentó como heredero de la tradición alemana que Beethoven y Schubert, junto a la riqueza polifónica de Bach, habían marcado en el espíritu expresivo del Romanticismo.

Es característico en esta obra el desarrollo temático que recuerda a la polifonía de Bach y en la que el compositor rinde cierto homenaje, especialmente en el último movimiento, culminando en una fuga inspirada en El arte de la fuga.  El primer movimiento, Allegro non troppo, muestra la escritura sombría aunque rigurosa y apasionada de Brahms. El Allegretto quasi menuetto ofrece un contraste de serenidad y elegancia mucho más ligero. La transcripción para viola presenta una nueva y más que posible sonoridad, acentuando la voz grave y melancólica que atraviesa toda la obra.

Dmitri Shostakovich — Sonata para viola y piano, Op. 147

Última obra de Shostakovich, terminada en julio de 1975, pocas semanas antes de su fallecimiento, la Sonata para viola y piano, Op. 147 se considera su testamento musical. Fue dedicada a su amigo Fyodor Druzhinin, violista del Cuarteto Beethoven, quien la estrenó tras la muerte del compositor.

En un lenguaje austero y concentrado, típico de su etapa final, la sonata alterna gestos irónicos con momentos de gran lirismo, citas de Beethoven (Claro de luna) y evocaciones de su propia música, contrastando con la grandiosidad de otras etapas de su catálogo, pero gana en intensidad confesional. El último movimiento, un adagio que se disuelve lentamente en el silencio, suena como una despedida. Con esta obra, Shostakovich realizó una confesión íntima y definitiva de su vida artística.

Victoria Hernández Rodríguez, alumna de Musicología del CSMC