Auditorio de Tenerife programa el estreno absoluto del espectáculo Faena, del ensemble Proyecto Ocnos, con el bailarín Juan Luis Matilla y el artista Cachito Vallés. Este concierto se completa con una instalación sonora que se ubica en el hall del Auditorio desde el día 20 de febrero y hasta el día del espectáculo.

Faena

La relación del cuerpo con el espacio y el tiempo es inherente al ser humano y su pertenencia al cosmos conforma una tríada indisoluble. El ser humano necesita y se vale del movimiento de su cuerpo para realizar cualquier acción, pero es en el trabajo donde plasma toda su capacidad y resistencia a través del esfuerzo.

La actividad humana que tiene lugar de sol a sol adquiere una variedad tan amplia que resulta sorprendente que pueda englobarse bajo un solo concepto: «tengo trabajo, hay faena». Lo que originalmente consiste en un control del universo físico para obtener alimento y comodidades se refina hasta límites en los que casi no somos capaces de comprender lo que estamos haciendo a cambio de una retribución.

Faena es una exploración desde una perspectiva interdisciplinar de la actividad humana en su voluntad de poder controlar la naturaleza. Es además una reflexión sobre lo que esta actividad supone para el propio individuo y cómo la música forma parte de este mundo: acompañando, aliviando cargas, estableciendo ritmos y cadencias o simplemente sirviendo de evasión de las tareas más o menos penosas que colman los días del común de los mortales tras su salida del jardín del Edén (“con el sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra”, Génesis 3:19). ¿Es el arte, de hecho, un trabajo propiamente dicho?

Desde el punto de vista conceptual, Faena propone un ejercicio físico que se inocula en el inconsciente del público. Una necesidad/obligación de realizar acciones a través de la resonancia de los cantos de trabajo. Una música vinculada a la actividad humana, heterónoma, que está viva y cuyas raíces beben directamente de la realidad social y cultural de los pueblos.

A través de los diferentes cantos y melodías que acompañan estas tareas en diferentes culturas, reinterpretadas y modificadas electroacústicamente por Proyecto Ocnos (Gustavo A. Domínguez y Pedro Rojas Ogáyar), se propone un recorrido tanto histórico como cíclico del mundo del trabajo. Un trabajo que sirve a los intereses más inmediatos del ser humano o acaba alienando al mismo hasta convertirlo en un engranaje más de una maquinaria global de crecimiento económico ilimitado. La corporalidad, extraída y refinada de los movimientos del trabajo, ya sean repetitivos y mecánicos, violentos o mínimos, es tarea del bailarín y coreógrafo Juan Luis Matilla (Mopa) y constituye la segunda pata de esta investigación performativa, que se completa con la escenografía e instalación del artista Cachito Vallés. Una propuesta visual basada en la idea del trabajo industrial como un paradigma que obliga a los humanos a trabajar como máquinas y a las máquinas a pensar como humanos. Estéticamente el metal y otros materiales industriales dialogan con la iluminación y la electrónica para crear un espacio escénico en el que música y danza se fusionan, se disocian y se ordenan.

El trabajo, como la religión y el arte, parte en definitiva de un fenómeno unitario y universal que se ramifica en infinidad de acciones, actitudes y motivaciones. Del agricultor al cyborg, de sol a sol, de la cuna a la tumba.